El pensamiento concreto

El pensamiento concreto es la representación de una acción posible y el pensamiento formal es una representación de una representación de acciones posibles.

En cuanto a estas operaciones formales, no son otra cosa que las mismas operaciones, pero aplicadas a hipótesis o proposiciones. Sólo después de comenzado este pensamiento formal (11 y 12 años), la construcción de los sistemas es posible. Las operaciones formales dan al pensamiento un poder completamente nuevo, que lo desliga y libera de lo real y el permite edificar a voluntad, reflexiones y teorías.

La inteligencia formal marca al primer vuelo del pensamiento y no es extraño que este abuse y use, del poder imprevisto que le ha sido conferido (la libre actividad de reflexión espontánea).

Todo nuevo poder de la vida mental empieza por incorporar al mundo en una asimilación egocéntrica. Existe pues un egocentrismo intelectual en la adolescencia. El egocentrismo metafísico del adolescente encuentra poco a poco su corrección en su reconciliación entre el pensamiento formal y la realidad. El equilibrio se alcanza cuando la reflexión comprende que la función que le corresponde no es la de contradecir , sino la de anticiparse e interpretar la experiencia y entonces este equilibrio sobrepasa con creces el del pensamiento concreto, ya que, además del mundo real, engloba las construcciones indefinidas de la deducción racional y de la vida interior

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